martes, 3 de agosto de 2010

CANTINAS


PROYECTO TRIMESTRAL:CUAHTEMOC

Cantinas legendarias del centro histórico

Redacción: Claudia Ivette Rojo Hernández y Aldo Omar Sánchez Valdez
Fotografía: Diana Mendoza Mendoza


LAS QUE YA NO EXISTEN, LAS QUE ERAN Y LAS QUE LO SIGUEN SIENDO

Las cantinas se han considerado como lugares de ocio, pero la realidad es que esta es una concepción completamente equivocada. Ya no quedan muchos lugares en la delegación Cuauhtémoc que sean cantinas, en especial en el centro de la ciudad, y es importante rescatar su legado histórico y cultural.

La cantina, es espacio de refugio, de espera, lugar de huida, de ilusión, de angustia, de alegría, de amistad y de muchas otras cosas más, es una entidad social que juega un papel definido en la zona socioeconómica en la que está enclavada.

También significa sociabilidad, calor humano, conversación amena, distante de todo problema que aqueja a la humanidad. Es lugar donde se acrisola la voluntad en el uso o abuso del libre albedrío. Las cantinas son lugares para bebedores, no para enfermos alcohólicos.

El término "cantina, deriva, de la palabra celta que significa: despensa, gabinete o cuarto pequeño donde se ordenan y se ubican los vinos. En la época colonial- (1521-1821) se hacia llamar, la taberna, el tendejón y la vinatería, a los establecimientos que vendían toda clase de bebida embriagante.

Pero es hasta 1847 según afirmó el cronista, Salvador Novo, que comienza a usarse el termino cantina, cuando a entrar los soldados norteamericanos invasores del país; demandaban los licores y las bebidas mezcladas a las que estaban acostumbrados, lo que motivó la oferta de tales bebidas en sitios que llevaron el nombre de “Cantinas”.

Sin embargo, hay quienes no están de acuerdo y afirman que existen desde antes en era en que gobernaba el general Porfirio Díaz Tal es el caso de el cronista, don Artemio del Valle Arizpe, oriundo dela Ciudad de México.

Lo cierto es que el término cantina aparece en México en el siglo XIX; lo que no cambia es el juego en el que entra la voluntad y la libertad humana para moderar o descompasar el uso de la bebida que allí expenden.


En el centro histórico existen cantinas que son representativas, porque evocan una época única de nuestro México, tal es el caso de la cantina “El Nivel“ que alguna vez lo fue y que ahora ya no existe.

En el año de 1852, se fundó el “Café Correo” en laCalle de Moneda # 2. En 1872 este establecimiento se transformó en vinatería (que significaba lugar donde se expendían licores para ser tomados ahí mismo o para llevar a casa). Para el 8 de abril de 1879 se le cambió el nombre al lugar, se llamaría “El Nivel”; nombre que se debe a una estatua de Enrico Martínez, un notable ingeniero que en 1667 colocó el primer nivel de la Ciudad de México, donde se medía la altitud del ex lago de Texcoco, el de Zumpango y el de Xochimilco.

El Nivel” fue la cantina más antigua y más representativa, no sólo del centro histórico o de la delegación Cuauhtémoc, sino de toda la Ciudad de México, por diversos factores, de los cuales destacan los siguientes:

Sus paredes estaban llenas de pinturas de la Academia de San Carlos, dibujos, caricaturas, fotografías, sin faltar, la copia de la licencia para la venta de bebidas alcohólicas (de la cual hablaremos más adelante), y el famoso reloj de pared que corre hacia atrás, desafiando al tiempo.

El lugar en donde se estableció la cantina era antes el edificio de la Real y Pontificia Universidad de México, creada por orden del emperador Carlos IV, dando cumplimiento a la real cédula el virrey don Antonio de Mendoza. La cantina contaba con la licencia # 1 para poder vender bebidas embriagantes, que fue otorgada por un escribano en el tiempo que se encontraba como presidente Antonio López de Santa Anna. La licencia oficial fue otorgada en tiempos de Sebastián Lerdo de Tejada en el año de 1872.

La cantina también fue famosa por sus típicas botanas desde cacahuates, queso blanco y de puerco en cuadritos hasta sus rajas en escabeche, que acompañaban las cervezas frías, las bebidas alcohólicas o el trago de la casa: el nibelungo(vodka, Pernod y licor de naranja), que según los cantineros, era excelente remedio para la resaca o como digestivo.

Dentro de la cantina se filmó parte de la telenovelaSenda de Gloria; grandes personajes atravesaron sus puertas y solía ser el punto de encuentro de escritores, artistas, burócratas, académicos, activistas, periodistas y turistas, hasta presidentes –casi todos los presidentes mexicanos se tomaron un trago de tequila desde el año 1855, a excepción del ex presidente Fox-. Algunos personajes que la visitaron fueron Agustín Lara, Fidel Castro y Andrés Manuel López Obrador.

Después de 156 años ininterrumpidos de dar servicio el 2 de enero del 2008, la cantina cerró sus puertas definitivamente. Rubén Aguirre, su dueño, tomó esta decisión tras perder un litigio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que reclamó la propiedad. Sólo queda un anuncio que dice: “Cerrado por remodelación. Hasta nuevo aviso”.

Pero no todo esta perdido, existen aún aunque con sus variantes, otras cantinas.
“El Gallo de Oro”, que sigue siendo una de las cantinas con más antigüedad y que aún existe, a pesar del tiempo.


LA OPERA




En el año de 1875 llegó a la Ciudad de México, directo de Paris, la familia Boulangeot. Las hijas tuvieron la idea de abrir un negocio familiar, querían poner un café lujoso, exclusivo, con estilo francés para la gente la aristocracia y la burguesía selecta de la Ciudad de México.

Y así fue,


Así en 1876 abrió sus puertas el café “La Opera”, en la esquina de San Juan de Letrán y la avenida Juárez -en donde actualmente se encuentra la Torre Latinoamericana-.

Después de tener un éxito rotundo como cafetería, las hermanas Boulangeot decidieron expandir el negocio familiar pero con un nuevo giro. Para el año de 1895 encontraron un nuevo local en la esquina de 5 de Mayo y Betlemitas (ahora conocida como Filomeno Mata), lo remodelaron por completo y para el año de 1896 abrieron sus puertas, pero ahora como cantina, con un estilo afrancesado y al igual que la cafetería, era para la gente rica de la ciudad.

Cuando la familia Escudero adquirió el establecimiento, tomó una importante decisión para el futuro de “La Opera”.
El jefe de familia Escudero, al ver que la gente “adinerada” perdía y degradaba su vida con el consumo desmesurado de alcohol, pensó en un remedio para esa situación, sin afectar la venta en la cantina. Fue entonces cuando se dio el cambio de giro al lugar; desde ese día se convertiría en restaurante- bar. Los clientes podrían beber sus bebidas favoritas, siempre cuando antes consumieran algo de comida.
Fue así que, desde el año de 1976, “La Opera” pasó de ser cantina, a restaurante-bar. Hoy en día muchas personas aún la consideran cantina, recuerdan con nostalgia aquella época en que entraron “conbeber” en la cantina más lujosa de la ciudad.

¿Por qué es famosa “La Opera”?

La historia de su fama no tiene fecha exacta, fueron muchos motivos y circunstancias las que le otorgaron esa cualidad.
De principio, su decoración, que aún se conserva hasta nuestros días, en el lugar convergen infinidad de estilos, pero el que más destaca es el francés; con muebles de madera y lunas biseladas, con una barra única en el mundo, elaborada con madera de nogal, del estilo barroco; gabinetes aterciopelados, con techo y un bañado en oro.
Desde su apertura, “La Opera” se enfocó sólo a atender “clientes exclusivos” como la gente rica de la ciudad, la aristocracia, la burguesía y las altas esferas de la política nacional. Fue la cantina de los regentes de la ciudad de México y de los presidentes del país. Funcionarios de altos cargos públicos hasta el actual presidente de la República mexicana, Felipe Calderón, han pasado a tomar una buena copa en esta famosa cantina.
Quizás esto detono su fama o una curiosa anécdota, la cual cuenta que en plena revolución mexicana, cuando Emiliano Zapata y el general Francisco Villa se enteraron que la cantina era exclusiva para gente “adinerada”, decidieron visitarla con personas de su ejercito, puro “calzonudo” y sombrerudo”. Ya dentro de la cantina, el general Villa disparó un balazo, el cual se quedó incrustado en el techo del lugar, que aún, hoy en día, se puede observar. Además de ser reconocida, tanto a nivel nacional como internacional.
En “La Opera” se han filmado películas como sonLos de abajo y Pecado original, se han grabado videos de canciones como los del grupo La 5ª estación, y hasta se han hecho libros como el de, Emmanuel Matta, Los misterios de La Opera.
Por esta y muchas razones más, esta cantina se ha ganado el reconocimiento social y la fidelidad de sus clientes.

Y SIGUE LA MATA DANDO
EL Gallo de Oro

En la esquina de las calles de Venustiano Carranza y Simón Bolívar (enfrente del famoso reloj turco), una familia española de apellido Valle usaba ese lugar con fachada de color terracota como bodega de importacionesmarítimas procedentes de su país natal, España. Ahí tenían aceite de oliva, alcaparras, aceitunas sevillanas y una gran diversidad de quesos europeos, poco después novedad entre las botanas.

La familia Valle, decidió aprovechar todos los artículos españoles y europeos que tenían en la bodega y darle un nuevo giro a ese lugar, la convirtieron en una cantina y la llamaron “El Gallo de Oro”.

Con una ambientación de estilo rústico y western, en 1874 abrió sus puertas para que los banqueros de la zona fueran a degustar un buen trago y una rica botana.

Hay que recordar que la cantina estaba enclavada en lo que antes era el Centro Financiero de México, pues la rodeaban el Club de Banqueros y Aseguradoras, la Bolsa de Valores, la Nacional Financiera y las casas matrices de los principales bancos de la época: el Banco de Londres y México, el Banco de Comercio y el Banco Nacional.

Con una antigüedad de 136 años de estar al servicio su clientela fue variando, de citadinos, visitantes, extranjeros y algunos famosos que, a lo largo de diferentes épocas, han visitado y disfrutado de este recinto que tiene la 3ª licencia en venta de bebidas alcohólicas y que se distingue por su excelente servicio.
La carta del menú de alimentos tiene gran variedad, cuenta con entradas, sopas, pescados y mariscos, carnes, postres y bebidas. Para las bebidas alcohólicas hay otra carta de donde se incluye la coctelería, tequila, vino tinto, cerveza, rones y una peculiar bebida, el famoso cóctel de “El Gallo de Oro”, el Meyul, preparado con hierba buena, ron, azúcar, ginebra y jerez.
El mesero que amablemente nos atendió platicó un poco con nosotros acerca del lugar y de sus trabajadores, nos contó que su mamá es la chef y que él lleva 10 años trabajando en el lugar, que hay muchos de sus compañeros que tienen mayor antigüedad trabajando en el lugar; mencionó que el dueño es, Enrique Valle Duran, y que regularmente se le podía encontrar en la cantina, sólo que ese día que fuimos no se encontraba.




Así, después de nuestras copas, dimos una vuelta por el lugar, recorrimos sus pasillos dónde observamos los grandes espejos en las paredes – hubo una época en México, a finales del siglo XIX, en que se consideraban muy elegantes-. Encontramos otro mesero que nos contó que hay un salón VIP, o sea, para las personas importantes, además de reservarse para eventos privados. También que algunos de los cuadros del lugar fueron traídos por los españoles, y que las puertas y estos, son los únicos inmuebles que se conservan desde la inauguración de la cantina. Por último, mencionó que la remodelación del lugar fue en 1954.
Es así como concluimos este recorrido a dos de las cantinas más antiguas de la Ciudad de México, con la grata experiencia de haber estado de cerca con la familia cantinera, que muestra una imagen sana y ortodoxa de los establecimientos que venden vinos y licores, borrando con ello la idea funesta y terrible de aquellas leyendas urbanas, tan llenas de imaginación que no podrían tener ninguna relación con la vida real.


Bibliografía

· Jiménez, Armando, Lugares de gozo, retozo, ahogo y desahogo en la Ciudad de México: cantinas, pulquerías, hoteles de rato, sitios de prostitución, cárceles. México, océano, 2000.


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LAS CANTINAS MÁS REPRESENTATIVAS DEL CENTRO: LAS QUE YA NO EXISTEN, LAS QUE ERAN Y LAS QUE LO SIGUEN SIENDO.

Las cantinas se han considerado como lugares de ocio, pero la realidad es que esta es una concepción completamente equivocada, pero ya no quedan muchos lugares en la delegación Cuauhtémoc, en especial en el centro histórico, que sean cantinas.

En el centro histórico, existen cantinas muy representativas: algunas que ya cerraron y que ahora sólo en el recuerdo quedan; otros lugares que alguna vez fueron cantinas y cambiaron de giro, y por último las que aun sobreviven.
También hay algunos establecimientos, principalmente en la calle de Donceles, que se hacen llamar cantinas y no lo son.

Pero nosotros hablaremos un poco de la historia de las cantinas y también de cada uno de los ejemplos, que mencione antes, de las más representativas del centro: la cantina “El Nivel”, la que alguna vez fue la más representativa y que ahora ya no existe, pues cerró en el 2008.
La cantina “La Opera”, un establecimiento lujoso, que desde hace varios años cambio de giro y que ahora es restaurante-bar.
La cantina “El Gallo de Oro”, que sigue siendo una de las cantinas con más antigüedad y que sigue laborando hasta nuestros días.

Hablando un poco de la historia de las cantinas encontramos que:

El término "cantina" deriva, según el diccionario latino, de la palabra celta que significa: despensa, gabinete o cuarto pequeño donde se ordenan y se ubican los vinos.
CANTINA España
Cantina Salón España ubicación: Luis González Obregón y república de Argentina
Dato: Fundada en 1929, la cantina cuenta con 230 marcas de tequila.

La palabra "cantina" es un término que se uso en México desde el siglo XIX con el significado que actualmente se le ha impuesto. A esta le precedió la taberna, el tendejón y la vinatería, establecimientos de la época colonial (1521-1821).

El cronista Salvador Novo afirma que el término aparece en 1847 cuando entraron a México los soldados norteamericanos invasores del país. Estos demandaban los licores y las bebidas mezcladas a las que estaban acostumbrados y esto fue lo que motivó la oferta de tales bebidas en sitios que llevaron el nombre de cantinas.

Otro cronista de la Ciudad de México, don Artemio del Valle Arizpe, afirmó: "las cantinas o bares a la manera americana sobria y pulcra no proceden en México sino de la era en que gobernaba el general Porfirio Díaz. Antes de esos pacíficos años no eran conocidos tales establecimientos para la bebida".

Lo cierto es que el término cantina aparece en México en el siglo XIX. Lo que no cambia, en esta, es el juego en el que entra la voluntad y libertad humana para moderar o descompasar el uso de la bebida que allí expenden.

cantina la faena
Cantina La Faena ubicación: Venustiano Carranza 49-B, Centro Histórico
Dato: Fundada en 1955, cuenta con articulos relacionados con la tauromaquia, dichos articulos se encuentran dentro de vitrinas adornando el lugar.

Según Armando Jiménez, las cantinas propiamente dichas nacieron en 1879, algunas denominadas salones y bares al mero estilo americano. En estos lugares se sirven abundantes botanas y sus precios son acordes a los precios actuales de la vida.

Las cantinas, como es de esperarse en México, eran exclusivamente para los hombres, pues por tratarse de lugares en los que después de unos cuantos tragos se desataban las pasiones, el lenguaje florido, las bromas y los albures, no se les permitía la entrada a las mujeres, pero en el año de 1982 esta situación cambio, porque en ese año se abolió la prohibición que impedía a las mujeres pasar.


Entonces encontramos que estos espacios de esparcimiento y convivencia etílica, son lugares de refugio, de espera, lugar de huida, de ilusión, de angustia, de alegría, de amistad y de muchas otras cosas más, es una entidad social que juega un papel definido en la zona socioeconómica en la que está enclavada.
Pero también significa sociabilidad, calor humano, conversación amena, distante de todo problema que aqueja a la humanidad. Es lugar donde se acrisola la voluntad en el uso o abuso del libre albedrío.
En esta forma, la familia cantinera es como muestra una imagen sana y ortodoxa de los establecimientos que venden vinos y licores en la Ciudad de México, se dice que las cantinas son lugares para bebedores, no para enfermos alcohólicos. Pues entonces salud.

El gallo de oro: inagurado en 1874

Gallo de oro.

placa Gallo de oro

Bar la opera: 1870 ubicado en la avenida 5 de mayo y Filometo Mata.
Bar opera



LA CANTINA QUE ALGUNA VEZ FUE LA MÁS REPRESENTATIVA DEL CENTRO HISTÓRICO Y QUE EN EL 2008 CERRÓ: “EL NIVEL”

Fundación:
En el centro histórico, en el año de 1852 se fundó el “Café Correo”, en la Calle de Moneda, en donde ahora es el número 2. Este establecimiento en el año de 1872, decidió cambiar de giro y se transformo en vinatería (que significaba lugar donde se expendían licores para ser tomados ahí mismo o para llevar a casa), dejando los cafés a un lado y dedicándose a la venta de licores. Para el 8 de abril de 1879, se le cambio el nombre al lugar, ahora se llamaba cantina “El Nivel”, este nuevo nombramiento se le debía a una estatua de Enrico Martínez, un notable ingeniero que en 1667 coloco el primer nivel de la Ciudad de México, donde se medía la altitud del ex lago de Texcoco, el de Zumpango y el de Xochimilco. Esta estatua en aquella época se encontraba enfrente de la cantina y años más tarde la removieron de ahí.

El lugar en donde se estableció la cantina, era antes el edificio de la Real y Pontificia Universidad de México, creada por orden del emperador Carlos IV, dando cumplimiento a la real cédula el virrey don Antonio de Mendoza. De hecho afuera del lugar, que alguna vez fue “El Nivel”, se encuentra una placa de cantera en latín donde da fe de que ahí se fundó la universidad. Esta placa fue colocada por José Natividad Macías, quien fuera director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y rector de la Universidad Nacional de México (ahora la Universidad Nacional Autónoma de México).

EL NIVEL


¿Por qué fue famosa?

El Nivel fue la cantina más antigua y más representativa, no sólo del centro histórico o de la delegación Cuauhtémoc, sino de toda la Ciudad de México por diversos factores, de los cuales destacan los siguientes:

Sus paredes estaban llenas de pinturas de la Academia de San Carlos, dibujos, caricaturas, fotografías, y por supuesto sin faltar la copia de la licencia para la venta de bebidas alcohólicas (de la cual hablaremos más adelante) y el famoso reloj de pared que corre hacia atrás, desafiando al tiempo.

Famosa por sus típicas botanas: cacahuates, queso blanco y de puerco en cuadritos, con sus rajas en escabeche, que acompañaban las cervezas frías, las bebidas alcohólicas o el trago de la casa: el nibelungo (vodka, Pernod y licor de naranja), que según los cantineros era excelente remedio para la resaca o como digestivo.

Grandes personajes atravesaron sus puertas, solía ser el punto de encuentro de presidentes (todos los presidentes mexicanos se tomaron un trago de tequila desde el año 1855, a excepción del ex presidente Fox), escritores, artistas, burócratas, académicos, activistas, periodistas y turistas. Algunos personajes que la visitaron fueron Agustín Lara, Fidel Castro y Andrés Manuel López Obrador.

El dato más relevante, al cual se le debe tanta fama, es que contaba con la licencia número 1 para poder vender bebidas embriagantes, que fue otorgada por un escribano en el tiempo que se encontraba como presidente Antonio López de Santa Anna. Pero la licencia oficial fue otorgada en tiempos de Sebastián Lerdo de Tejada en el año de 1872, cuando era presidente interino del país.

Como un dato más, dentro de esta cantina se filmó parte de la telenovela Senda de Gloria.

nivel

Una noticia triste, cierra sus puertas “El Nivel”.

El 2 de enero del 2008 se dio a conocer una triste noticia para los amantes del buen beber, después de 156 años ininterrumpidos de dar servicio, El Nivel cerraba sus puertas definitivamente.

Rubén Aguirre, su dueño, tomó esta decisión tras perder un litigio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien reclamara el edificio desde 20 años atrás, es decir, en 1988. Solo queda un anuncio que dice: “Cerrado por remodelación. Hasta nuevo aviso”.

Así es como la cantina El Nivel, que fue la más representativa de toda la ciudad de México, llegó a su fin, terminando un ciclo de historia y tradición, que quedará en los recuerdos de las personas que alguna vez estuvieron ahí adentro y que degustaron alguna de sus bebidas o cervezas acompañadas de sus típicas botanas. Ahora las nuevas generaciones, como la nuestra y las que siguen, sólo nos queda escuchar cómo se habla de ese lugar.



nivel2

OTRA CANTINA QUE FUE REPRESENTATIVA DEL CENTRO HISTÓRICO Y QUE CAMBIO DE GIRO: “LA OPERA”.
Fundación:

En el año de 1875 llegó a la Ciudad de México, directo de Paris, la familia Boulangeot. De esta familia, las hijas tuvieron la idea de abrir un negocio familiar, querían poner un café lujoso, exclusivo, con estilo francés para la gente selecta de la Ciudad de México como la aristocracia y la burguesía.
En el año de 1876 abrió sus puertas el café “La Opera” en la esquina de San de Letrán y la avenida Juárez (en donde actualmente se encuentra la Torre Latinoamericana).

Después de tener un éxito rotundo como cafetería, las hermanas Boulangeot decidieron expandir el negocio familiar pero con un nuevo giro, pero para eso necesitaban un nuevo lugar, mucho más grande que la cafetería. Para el año de 1895 encontraron un nuevo local en la esquina de 5 de Mayo y Betlemitas (ahora en la actualidad es Filomeno Mata), lo remodelaron por completo y para el año de 1896 abrieron sus puertas, pero ahora como cantina, con un estilo afrancesado y al igual que la cafetería era para la gente rica de la ciudad.
La opera

La Opera cambia de giro.

Siendo una de las cantinas más lujosas del Centro Histórico de la Ciudad de México, la familia Escudero al adquirir el establecimiento tomo la importante decisión de cambiar un poco el giro del lugar.

El jefe de la familia al ver que la gente adinerada se perdía y se degradaba la vida en el alcohol que vendían, quiso poner un remedio a esa situación sin descuidar la venta de las bebidas embriagantes, entonces se cambio el giro del lugar, ahora iba a ser restaurante-bar con el fin de poder ofrecer una buena comida a los clientes para que después pudieran tuvieran estomago para poder aguantar los tragos o cervezas que pedían.

Es así que desde el año de 1976 el giro de La Opera paso de cantina a restaurante-bar, aunque hasta el día de hoy muchas personas la consideran cantina, todavía recuerdan aquella época en la que entraron a conbeber en la cantina más lujosa.

Aun dejando de ser cantina, pero con la enorme fama que tiene, se han grabado videos de canciones como del grupo la 5ª Estación y hasta se han hecho libros de este lugar como uno que publicó Emanuel Matta llamado “Los misterios de la opera”.

Agradecimiento especial: a Oscar Ruiz, gerente del restaurante-bar La Opera por las facilidades que nos brindó y la información que nos proporcionó para el trabajo.
La opera. (8)
(Barra de la opera)

La opera. (1)

La opera cuenta con tapices color vino y espejos con cristal vincelado.

La opera. (4)
Dato historico: Se cuenta que el balazo del techo fue hecho por Doroteo Arango mejor conocido como Pancho Villa , en diciembre de 1914.

La opera. (2)



“El Gallo de Oro”. Desde 1874

Esta vez visitamos “El gallo de Oro”, otra de las cantinas legendarias del centro histórico de la ciudad ubicada en las calles de Bolívar y Venustiano Carranza.

Esta cantina tiene 136 años de estar a servicio de citadinos, visitantes, extranjeros y algunos famosos que, a lo largo de diferentes épocas, han visitado y disfrutado de éste recinto que tiene la 3ª licencia en venta de bebidas alcohólicas y que se distingue por su excelente servicio.

Al entrar al “El Gallo de Oro” observamos su estilo rustico y antiguo. Cuenta con muchas mesas y algunos sillones media luna para los clientes. Nosotros nos sentamos en una media luna que se encontraba frente a un televisor, donde se transmitía un partido pasado del mundial, que nos entretuvo mientas disfrutábamos de una buenas copas.

La carta del menú de alimentos tiene gran variedad, cuenta con entradas, sopas, pescados y mariscos, carnes, postres y bebidas. Para las bebidas alcohólicas hay otra carta de bebida y coctelería , en donde también, se encuentra gran variedad, desde tequila, vino tinto, cerveza, rones y una peculiar bebida, el famoso cóctel de “El Gallo de Oro”, el “Meyul”, preparado con hierva buena, ron, azúcar, ginebra y jerez.

1 Gallo de oro

El mesero que amablemente nos atendió platicó un poco con nosotros acerca del lugar y de sus trabajadores, nos contó que su mamá es la chef y que él lleva 10 años trabajando en el lugar, nos contó que hay muchos de sus compañeros que llevan mucho tiempo trabajando en el lugar; mencionó que el dueño del lugar es Enrique Valle Duran y que regularmente se le podía encontrar en la cantina.

Así, después de nuestras copas, dimos una vuelta por el lugar, recorrimos sus pasillos dónde observamos los grandes espejos en las paredes – hubo una época en México, a finales del siglo XIX, en que se consideraban muy elegantes-. Encontramos otro mesero que nos contó que hay un salón VIP- para gente exclusiva- que se reservaba para eventos privados, nos dijo que algunos de los cuadros que había en el lugar fueron traídos por los españoles, y que las puertas y los cuadros son los únicos inmuebles que se conservan desde la inauguración de la cantina; por último mencionó que la última remodelación del lugar fue en 1954.

9 Gallo de oro

8 Gallo de oro

Fue así que tuvimos la grata experiencia de haber estado en una de las cantinas más antiguas de la ciudad de México.

3 Gallo de oro







Memorias de tu Ciudad
Redacción: Claudia Ivette Rojo Hernández y Aldo Omar Sánchez Valdez.
Fotografía: Diana Mendoza Mendoza

3 comentarios:

  1. y que tan caro es y atención es buena

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  2. CANTINERO

    “Su corazón es la cava, el alma no se le acaba”.

    Es el mago de un oasis, al que le llaman Cantina,
    que te ofrece el mejor trago, . . . reflejado en la vitrina,
    es el genio del elixir, del néctar y del “brebaje”,
    es un hombre tras la barra, sabedor de su linaje.

    De los seres el más propio, culto, amable, un erudito,
    es Merlín, un Harry Potter, sin defectos, ¡Dios bendito!,
    sabe de rones, tequila, fino whiskey, más del brandy,
    huele a mujeres, tabaco, sirve coñac . . . es un dandy.

    Consciente de su destino, brinda licor, vodka, vino,
    encuentra eterno camino, sabe porqué al mundo vino,
    yo me fío de su apariencia, de su prestancia y constancia,
    un vaso, líquido, escarcha, calma, destreza, confianza.

    Pulir copas y utensilios, es parte de su entereza,
    bien destapa una cerveza, sal, limones, ¡que grandeza!,
    lleva registros, comanda, sólo el Gerente lo manda,
    clientes de botana y vianda, nos desea feliz parranda.

    Nobleza la del bartender, solamente hay que entender,
    hablar de encanto, de amigo, divagar . . . ser o no ser,
    pomos libar, buen beber, padre, juez, que da placer,
    si compartido es hermano, nada tienes que perder.

    El tabernero es un brujo, en botellas guarda un lago,
    cantinero de mi aprecio, lo respeto, pido y pago,
    nunca romperá un cristal, blanco, terso, delantal,
    con él la suerte está echada, no sabe lo que es el mal.

    Hierbabuena, dulce anís, piedra que te necesito,
    mareo, malestar, resaca, alquimista, ¿un jerecito?,
    Doctor que cura las crudas, las penas las hace buenas,
    es una esponja absorbente, de tristezas . . . las ajenas.

    Señorial en fiesta y juerga, adorador del Dios Baco,
    es barman de fina jerga, la seda luce su trapo;
    brilla el espejo, franco reflejo de la limpieza,
    bello copete, penden las copas, sobre cabeza.

    Todo es fresco en su negocio, un iglú te da por hielo,
    más es cálido de trato, nos atiende sin recelo,
    impecable cien por ciento, viste de mandil o peto,
    camisa, moño, corbata, que nos diga su secreto.

    Tasca, bar, fonda, figón, casi la Universidad,
    sed te quita el gran maestro, pócimas de calidad,
    es bastión, piedra angular, alma, vida, corazón,
    escucha si te da un sermón, . . . ¡es el Sabio Salomón!

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 06 de enero del 2013
    Reg. SEP Indautor No. 03-2013-051712171201-14

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  3. CANTINERO

    “Su corazón es la cava, el alma no se le acaba”.

    Es el mago de un oasis, al que le llaman Cantina,
    que te ofrece el mejor trago, . . . reflejado en la vitrina,
    es el genio del elixir, del néctar y del “brebaje”,
    es un hombre tras la barra, sabedor de su linaje.

    De los seres el más propio, culto, amable, un erudito,
    es Merlín, un Harry Potter, sin defectos, ¡Dios bendito!,
    sabe de rones, tequila, fino whiskey, más del brandy,
    huele a mujeres, tabaco, sirve coñac . . . es un dandy.

    Consciente de su destino, brinda licor, vodka, vino,
    encuentra eterno camino, sabe porqué al mundo vino,
    yo me fío de su apariencia, de su prestancia y constancia,
    un vaso, líquido, escarcha, calma, destreza, confianza.

    Pulir copas y utensilios, es parte de su entereza,
    bien destapa una cerveza, sal, limones, ¡que grandeza!,
    lleva registros, comanda, sólo el Gerente lo manda,
    clientes de botana y vianda, nos desea feliz parranda.

    Nobleza la del bartender, solamente hay que entender,
    hablar de encanto, de amigo, divagar . . . ser o no ser,
    pomos libar, buen beber, padre, juez, que da placer,
    si compartido es hermano, nada tienes que perder.

    El tabernero es un brujo, en botellas guarda un lago,
    cantinero de mi aprecio, lo respeto, pido y pago,
    nunca romperá un cristal, blanco, terso, delantal,
    con él la suerte está echada, no sabe lo que es el mal.

    Hierbabuena, dulce anís, piedra que te necesito,
    mareo, malestar, resaca, alquimista, ¿un jerecito?,
    Doctor que cura las crudas, las penas las hace buenas,
    es una esponja absorbente, de tristezas . . . las ajenas.

    Señorial en fiesta y juerga, adorador del Dios Baco,
    es barman de fina jerga, la seda luce su trapo;
    brilla el espejo, franco reflejo de la limpieza,
    bello copete, penden las copas, sobre cabeza.

    Todo es fresco en su negocio, un iglú te da por hielo,
    más es cálido de trato, nos atiende sin recelo,
    impecable cien por ciento, viste de mandil o peto,
    camisa, moño, corbata, que nos diga su secreto.

    Tasca, bar, fonda, figón, casi la Universidad,
    sed te quita el gran maestro, pócimas de calidad,
    es bastión, piedra angular, alma, vida, corazón,
    escucha si te da un sermón, . . . ¡es el Sabio Salomón!

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 06 de enero del 2013
    Reg. SEP Indautor No. 03-2013-051712171201-14

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